Guy Montag pertenece a una extraña brigada de bomberos. Su misión, paradójicamente, no es la de sofocar incendios sino la de provocarlos para quemar libros. Ha sido bombero durante más de 10 años, y siempre le gustó su trabajó. Nunca cuestionó nada --ni la emoción de las salidas a medianoche ni el placer de ver las hojas arder-- hasta que conoció a una niña de diecisiete años que le mostró un pasado en el que la gente no tenía miedo y a un profesor que le habló de un futuro en el que la gente podría ser libre. Y al fin Montag comprendió lo que tenía que hacer.
Fahrenheit 451, la novela más célebre del maestro de la ciencia ficción, nos presenta un futuro perturbador: un mundo en el que los libros y la lectura están prohibidos. Porque leer obliga a pensar, y en ese mundo está prohibido pensar. Porque leer impide ser ingenuamente feliz, y en ese mundo hay que ser feliz a la fuerza.